La Iglesia católica volvió ayer a sorprender a todo el mundo. D. Jorge Mario Bergoglio, de 76 años, hasta ayer
arzobispo de Buenos Aires, supuso una
enorme sorpresa para las decenas de miles de personas que se congregaron
en la plaza de San Pedro y para los millones que siguieron este
histórico momento desde las televisiones de todo el mundo.
Su elección supone una gigantesca novedad en numerosos
aspectos. Es el primer Pontífice de América y el primero que no es
europeo desde el siglo VIII.
El primer Papa jesuita, se llama "Francisco I", y es inmediata la imagen de San
Francisco de Asís, el impulsor de las órdenes mendicantes y el gran
renovador de la Iglesia. Támbien nos recuerda a Francisco , el pastorcito de Fátima.
Su presentación sorprendió igualmente por las palabras que dijo desde el balcón
central de la basílica de San Pedro. En un italiano claro y fluido con
ligero acento argentino, comenzó dando las buenas noches y dijo
sonriendo que parecía que sus hermanos cardenales se habían ido «al final
del mundo» para buscar al sucesor de Benedicto XVI. A continuación pidió
una oración por su antecesor, Benedicto XVI, en un acto de humildad y respeto, logrando un gigantesco aplauso por parte de los peregrinos.
En
otra muestra más de su frescura, antes de realizar la bendición «Urbi
el Orbi», Francisco I pidió a los fieles que rezaran por él. En una
insólita e histórica imagen, el nuevo Papa bajó la cabeza y el tronco
mientras los católicos oraban a Dios por él. A continuación, siempre con
una sonrisa en los labios y manteniendo un gesto sencillo que conmovía a
quien lo veía, realizó su bendición «Urbi et Orbi». Finalmente, el
hasta ayer cardenal Bergoglio dijo que durante el día de hoy rezaría a
la Virgen.
Hoy os pido que nos unamos con él y recemos a Nuestra Sra. de Fátima, la Virgen María, por nuestro nuevo guía, por el futuro de la Iglesia y por los que aún no han encontrado a Cristo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario