LUNES SANTO
QUEDAN 6 DIAS PARA TU LIBERTAD
Solo han pasado 24 horas que Jesús entró en Jerusalén triunfante. Imaginamos que por la noche regresó cansado a Betania, en donde se alojaba en casa de Lázaro (el mismo al que resucitó) y sus hermanas, cuando iba a la capital. El libro de Marcos nos relata dos hechos ocurridos "al día siguiente", es decir, lo que hoy podemos considerar como el lunes de la Semana Mayor: la maldición de la higuera estéril y la purificación del templo.
Marcos capítulo 11, desde el verso 12 hasta el 14 nos refiere cómo fue la maldición de la higuera: "Al día siguiente, cuando salieron de Betania, tuvo hambre. Y viendo desee lejos una higuera que tenía hojas, fue por si quizás encontraba algo en ella, y al llegar cerca de ella, no encontró nada sino hojas, porque no era tiempo de higos. Entonces le dirigió la palabra, diciendo: Que nadie vuelva jamás a comer fruto de ti. Y sus discípulos estaban escuchando."
Sería absurda la interpretación, a la manera de Voltaire, que vio en la maldición que Jesús le inflinge a la higuera un castigo como si el árbol fuera responsable de no tener fruto. Al experimentar apetito, Jesús aprovecha para explicar una verdad profunda que tiene que ver con la temática de de estos capítulos de Mateo y el rechazo que Israel hace de su Mesías. Así, se sirve de la higuera como parábola y también a modo de parábola hay que entender las palabras de Jesús. La higuera representa a Israel y toda su religiosidad.
El mensaje es el mismo que luego encontramos en Mt. 21: 43, cuando el propio Jesus interpreta el significado de su enseñanza sobre el rechazo.
Allí, en Israel, estaba el Templo donde se ofrecían diariamente sacrificios que representaban el único sacrificio que iba a realizar el Hijo de Dios. Pero ahora el Hijo de Dios, el Mesías, ha llegado y se le quiere matar.
Israel tenía muchas "hojas" de religiosidad pero no daba el fruto que nace de una fe autentica".
No había sinceridad ni verdad en aquella religiosidad. Al limpiar el templo (Mt. 21:12-17) y al maldecir la
higuera estéril Jesús realizo dos acciones simbólicas y profeticas sin lugar a dudas. Ambas acciones tenían un mismo proposito y significado: estaba anunciando la caída del Israel estéril. No que acabase con todos los judíos como a tales, sino que en lugar de Israel, como antiguo pueblo del Pacto, nacía ahora una nueva comunidad internacional, un Reino eterno, que no solo traerá hojas sino fruto, y ello tanto de judíos como de gentiles. Lo que cuenta no es la nacionalidad judía sino la obediencia para el Reino.
La fe que mueve montañas (vs. 21 y 22 ).
Estos dos textos requieren una atención especial (cf. Mt.17:20 y Lc.17:6). Se ha visto en estas palabras de Jesus su enfasis en la necesidad y el poder de la oración de fe. Por supuesto que encontramos esta enseñanza, pero hay mas. Sobre todo si analizamos el texto a la luz del contexto histórico.
Erradicar árboles y trasladar montañas eran considerados dichos proverbiales en días de Jesús; la suma de los actos extraordinarios de poder. Sin embargo, la acentuación en las palabras de Jesús no recae en el elemento extraordinario del suceso. Para comprender sus palabras es de primordial importancia lo que significaba para los judíos contemporáneos de Jesús la traslación y desaparición de montañas (Is.40:4; 49:11 y esp. Zac.14:10) así como su amontonamiento para servir de base al monte de Dios escatologico (Is.2:2; Miq. 4:1), todo lo cual era esperado firmemente por los judíos piadosos como señal escatologica final.
El Rabino Pinhas (360 d.C.) comentaba: “Un día, el Santo - bendito sea - traerá el Sinaí, el Tabor y el Carmelo para edificar el santuario sobre sus cumbres. ¿Y cual es el lugar de la Escritura que prueba esto? Is. 2:2.” (ef. J.Jeremías, TEOLOGÍA DEL N.T.,p. 197 y ss.)
Jesus promete aún a la fe más insignificante, tan pequeña como un grano de mostaza, no primordialmente la facultad de realizar milagros espectaculares, sino el ser partícipes de la consumación escatológica. En la fe escatologica, la fe del Reino, es decir: la fe en que se cumpliran los propositos finales del Reino, a pesar de la incredulidad de Israel y de cuantos se oponen al Rey; a esta fe le sera dado el contemplar como los montes son traspasados, conmovidos, para dar lugar al monte de la casa de Jehova que sera establecido por cabecera de montes (Miq. 4»1).
Examinemos el contexto: "Nunca jamas nazca de ti fruto" (r.19). A pesar de esta maldicion, los propósitos
escatologicos del Señor se llevaran a término. No por medio de Israel como nacion pero sí por medio del nuevo pueblo de Dios, la Iglesia, que anuncia el Reino de los cielos hasta el día de su consumación final.
El segundo suceso de ese día es bien conocido por el pueblo cristiano pues nos presenta a un Jesús profundamente humano con un enojo que pocas veces se le ha visto y que nunca más se le verá. El motivo: la profanación del templo por parte de los mercaderes. El capítulo de Marcos que venimos estudiando nos relata este hecho:
"Vienen, pues, a Jerusalem; y entrando Jesús en el templo, comenzó á echar fuera á los que vendían y compraban en el templo; y trastornó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; Y no consentía que alguien llevase vaso por el templo. Y les enseñaba diciendo: ¿No está escrito que mi casa, casa de oración será llamada por todas las gentes? Mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.
Y lo oyeron los escribas y los príncipes de los sacerdotes, y procuraban cómo le matarían; porque le tenían miedo, por cuanto todo el pueblo estaba maravillado de su doctrina.
Mas como fué tarde, Jesús salió de la ciudad."
LIMPIA EL TEMPLO DE TU CORAZÓN , DEJA QUE JESÚS LO VEA LIMPIO
Según algunas tradiciones en esta misma jornada Jesús habría sido ungido en Betania por María, la hermana de Lázaro, con un costoso perfume de nardo. La mujer enjugó los pies de Jesús con su cabello. Todo ocurrió mientras se servía la cena en casa de Lázaro. Uno de los disvípulos, Judas Iscariote, para ser más precisos no dudó en murmurar. Según él, no valía la pena utilizar el perfume de esa manera, pues "mejor se hubiera vendido para dar el dinero a los pobres". Es una historia muy bella, pero no encontramos el soporte bíblico para afirmar que ocurrió el lunes santo. El libro de Juan sugiere más bien que el episodio fue el sábado anterior a la entrada a Jerusalén, pues, de acuerdo con el verso 12, posterior a este hecho, se lee la narración sobre la entrada a la capital.