VIERNES SANTO
QUEDAN 2 DÍAS PARA TU LIBERTAD
 El Maestro ha sido traicionado, prendido, tratado como un criminal y ahora quieren matarlo. 
 Jesús lo dijo: tomaran al pastor y se dispersarán sus ovejas. Cuanto dolor hay en el rostro de María, la Virgen, la que le dio a luz, la que le alimentó, la que le dio el pecho, la que lo vió jugar, crecer y enseñar; la que sabía que era Hijo de Dios y la que ve en primer plano el cruel escenario del asesinato de su Hijo. Ella sabe que morirá, pero no sabe si lo volverá a ver y sufre con cada insulto, golpe, azote o salivazo que le dan.
  Hoy todo es silencio, ya no se oye al Pastor apaciguando a su ovejas y hablando les del Reino de los Cielos. Es la hora de las tinieblas, lo han juzgado y ya tienen al reo de muerte. Solo algunas personas lloran por lo que está pasando. ¿ Como hemos llegado aquí?. Extrema caridad la de Jesús que no hace nada para salvarse, da su vida y cumple con las Sagradas Escrituras hasta las últimas consecuencias. 
  Tiene sueño, frío, le han dado golpes y se siguen burlando sin piedad. Han tramado condenarle a muerte y lo llevan a Pilatos. Judas, arrepentido, no supo volver con la Virgen, pedir perdón, y se ahorcó. 
Los judíos prefirieron a Barrabás. Pilatos se lava las manos, no quiere saber nada echando la mirada aun lado y manda crucificar a Jesús. Antes, ya había ordenado que le azotaran. La Virgen está delante mientras le abren la piel a pedazos con el látigo hasta dejarlo inconsciente. Después, le colocan una corona de largas espinas que llega a dañar su cerebro y se burlan de Él. Jesús recorre Jerusalén con la pesada Cruz.
Al subir con la Cruz se encuentra con su Madre. Simón le ayuda a llevar la Cruz hasta el Golgota. Alrededor de las doce del mediodía, lo crucificaron.
Nos dio a su Madre como Madre nuestra, desde entonces María será nuestro patrocinio. 
Hacia las tres murió y entregó el espíritu al Padre. Para certificar la muerte, le traspasaron con una lanza. Todo estaba consumado.
  Cuanto dolor ver a tu Hijo muerto, con su Cuerpo frío y despedazado por los azotes, entumecido, atravesado por los clavos y la lanza, despreciado por todos. Qué fin tan cruel para alguien tan amado. La Virgen con el corazón roto ya no encuentra lágrimas para calmar su dolor. Mira alrededor y vuelve su mirada al Cuerpo, aún clavado, sin vida. Deseando abrazarlo y besarlo. 
 Piensas que le se podría hacer otra humillación o daño, creo que no. Incluso para esa dura época fue una muerte que conmocionó a la gente. 
 Hoy es día para que tú también te pongas de luto en recuerdo del terrible tormento que padeció el Cordero de Dios.
 



 
 
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